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Un yacimiento del neolítico de tradición Capsiense del Sahara español
LAS SEBJAS DE TARUMA (SEGUÍA EL HAMRA)(*)
por MARTÍN ALMAGRO

La localización de este yacimiento arqueológico es fácil, pues partiendo de El Aiún en dirección al pozo de Agti Baba Alí o a Cabo Bojador, una vez se atraviesan los llanos de Smeil el Nezel y la cadena de dunas, se desemboca en una extensa llanada denominada Taruma (lám. I, fig. 1), en la cual sólo se aprecian, no muchos kilómetros más allá de los últimos médanos de arena, las depresiones características de dos sebjas, una pequeña y otra mayor. Separadas del mar unos 10 Km. por una plataforma rocosa, distan unos 35 de El Aiún y unos 30 de la desembocadura de la Seguía. Del pozo de Agti Baba Alí habrá una distancia de unos 15 Km. Son muy conocidas entre los indígenas, pues se han de bordear al hacer cualquier ruta por aquellos parajes.

La sebja pequeña de Taruma mide unos 300 m. de perímetro, y es la primera que se localiza marchando desde El Aiún al pozo de Agti Baba Alí; su profundidad es escasa, unos 5 m., y en su fondo crecen matorrales de guerzim y taljas, muy batidos y envueltos casi por la arena arrastradas con el viento alisio que sopla en dirección noroeste-sudeste, inclinando toda la vegetación en tal sentido (lám. I, fig. 2).

La sebja grande de Taruma comienza unos 500 m. al oeste de la anterior y se extiende unos 4 Km. también en dirección noroeste-sudeste, con unos 400 m. de anchura máxima y una depresión hacia el centro de unos 20 m. En su parte noroeste no crece vegetación ninguna, pero en su final sudeste muestra como en la anterior depresión, y en mayor número, grandes matorrales que han originado en su fondo, por aquella parte, verdaderos montículos de arena (lám. II).

Nuestro viaje a Taruma lo realizamos con la ayuda del teniente coronel don Galo Bullón, al que deseamos dar ahora las gracias. Nos acompañaron el teniente Aranzachu, de la guarnición de El Aiún, y Joaquín Mateu, prospector de ciencias naturales del Sahara español y gran conocedor del paí, el cual, por encargo nuestro, volvió otras veces a Taruma a continuarlas recolectas del yacimiento, entregándonos luego todos sus hallazgos, que, unidos a los nuestros, se conservan en la colección sahariana del Museo Arqueológico de Barcelona.

EL YACIMIENTO Desde todos los bordes de la sebja pequeña hasta la parte más meridional de la sebja grande aparecen al aire libre gran número de sílex tallados sin orden ni preferencia digna de mención. El material utilizado en mayor número, es un sílex negro magnífico, que parece obsidiana. También hay sílex claro de la mejor calidad, incluso tan transparente que parece cristal de roca. En menor número se ven piezas talladas en sílex gris corriente, pero siempre de buena calidad. No nos fué posible el asegurar de dónde procede tan magnífico material. Recogimos y vimos nódulos, de los cuales se habían extraído hojas, pero no sabemos si se encuentran allí mismo, pero esto último es lo más probable, pues aquella inmensa plataforma terciaria ofrece en abundancia por todas partes buenos guijarros de este material.

Los núcleos y piezas de sílex aparecen revueltos entre la arena o tierra, o expuestos a la acción del viento en los lugares más barridos y pedregosos. No se puede dudar de que en algunas ocasiones han podido ser arrastrados por el viento entre la arena, pues su mayoría se hallan desparramados, sobre todo en los bordes de las sebjas y en las terrazas que van hacia el fondo de las mismas, y más aún, se ven en la parte sudeste de la sebja grande. También hacia aquella parte, y en el fondo de la depresión, se ven pequeños concheros de hélix que blanquean entre la arena ya muy erosionados. No anduvimos por prudencia hacia la parte más hundida de la sebja grande, pero en sus plataformas laterales se recogían piezas como en los bordes. También se veían restos de conchas, y hasta recogimos algún fragmento muy pequeño de huevo de avestruz, sin vestigios seguros de uso ni grabado.

Por los tipos recogidos en ambas depresiones nos inclinamos a considerar ambas sebjas como un solo yacimiento sincrónico y afín. Al parecer, fué también un gran taller donde se obtenía buen material, y donde el hombre prehistórico se abastecía y tallaba sus piezas, deteniéndose a vivir alguna vez como lo prueban los amontonamientos de conchas citados, restos seguros de antiguos hogares. Sobre la posible existencia, de este paradero prehistórico en fecha anterior a la formación de la sebja, así como de la cronología de este fenómeno geológico, tratamos en las páginas siguientes.

TIPOLOGÍA. - Durante nuestra estancia en Taruma hicimos una minuciosa recolección de piezas, luego continuada por J. Mateu, pero por estar el yacimiento al aire libre y las piezas revueltas entre arenas, que las cubren hoy y luego las descubren al soplar el viento, no puede considerarse definitiva. Por ello no aspiramos a reunir los diversos tipos con afán de estadística, ya que en una recolección superficial el valor de los datos que pudiéramos obtener sería muy relativo. Por otra parte, en un yacimiento tan desparramado, algunas recolectas de horas no pueden aspirar a más que a reunir la mayor diversidad de tipos de útiles de sílex. Sin embargo, como el yacimiento es bastante rico, aunque muy esparcido, al final de nuestras recolectas hemos podido constatar y analizar la gran variedad y belleza de las piezas recogidas y cuyos tipos expondremos a continuación.

HOJAS. - Desde luego, la mayoría de los sílex recogidos en estos do yacimientos unidos y que consideramos como uno solo, son hojas finas. Las hay de todos los tamaños. El material se presta a obtener magníficas hojas que luego han sido retocadas de diversas maneras. Las hay de fuerte dorso rebajado. Muchas ofrecen retocados los dos lados. Unas, son largas y finas; otras, anchas y fuertes. No son raras las hojas con fuertes escotaduras a manera de sierras(fig. 1 y fig. 2). Entre las hojas figuran algunas de sección en triángulo equilátero, retocadas trifacialmente para obtener cuchillos alargados y puntas de bellísima talla(lám. IV).

RASPADORES. - Este útil aparece tallado sobre anchas y fuertes hojas con relativa frecuencia, También se hallan raspadores nucleiformes, algunos magníficos, del tipo que denominamos pata de cabra (fig. 3, ángulo superior derecho). Menos frecuentes son los raspadores discoidales (lám. IV)

RAEDERAS. - También sobre amplias lascas u hojas anchas y fuertes se han tallado buenas raederas o cuchillos de la misma técnica fina que ofrecen los cuchillos sobre hojas, aunque sólo hay la diferencia del tamaño y habilidad del retoque (fig. 3).

BURILES. - El típico buril angular falta. Hay, sin embargo, algunos buriles centrales obtenidos a base de trabajar la hoja por ambos lados con un fino retoque. También hay buriles más o menos perfectos y fuertes obtenidos en el extremo de una hoja (fig. 4).

PERFORADORES. - Muy notables son unos útiles denominados perforadores de expansión basal y que no agrupamos con los buriles. Se han tallado sobre hojas más o menos largas, pero fuertes, a cuyo extremo se ha realizado una talla trifacial haciendo nacer como un rabito a la pieza que ofrece en estos apéndices a veces finos y agudos una sección de triángulo equilátero. Estas piezas son muy típicas y bastante abundantes (fig. 4). También hay, al lado de estos típicos perforadores, otros sobre hojas más finas, pero que al final se han retallado para obtener un agudo apéndice, que no se debe interpretar como punta, sino como un claro perforador, a veces tan fino como una aguja (fig. 4 y (lám. IV)).

PUNTAS CON ALETAS Y PEDICELO. -Más de un centenar de piezas de este tipo pudimos recoger desde tipos pequeños, que miden unos 2 cm., a ejemplares mayores de casi 8 cm. (fig. 6 y (lám. III)). Su tipo es siempre muy semejante; ofrece un pedicelo corto, y las aletas están apenas iniciadas, pero son muy agudas. Algunos ejemplares muestran las aletas asimétricas. También alguna de estas puntas es de perfil pistiliforme. No faltan ejemplares con el pedicelo lateral ((lám. III)). Otro tipo de puntas sobre hoja larga de talla más tosca nos ofrece un pedicelo siempre muy corto, tallado con golpes más rudos. Este pedicelo es central y en algún caso lateral (fig. 5). La talla de todas estas piezas varía. Unas veces aparecen bellamente retocadas por los dos lados; otras, sólo por uno, recordando el protosolutrense europeo. Con una gran semejanza a esta técnica protosolutrense y aun solutrusense se ven retocadas la inmensa mayoría de las piezas de Taruma.

OTROS TIPOS DE PUNTAS. - Tampoco falta alguna que otra punta foliácea de talla bifacial, aunque estos ejemplares no son los más bellos y perfectos, sino que recuerdan la factura y tradición tipológica del esbaikiense, aunque ahora los ejemplares sean mucho menores ((lám. IV)). Faltan en Taruma, en relación con otros yacimientos del Sahara, los tipos de flecha de base cóncava y el tipo de punta de perfil losangivo.

MICROLITOS. -En ambas sebjas aparecen pequeños sílex tallados, aunque la mayoría han sido recogidos en la sebja pequeña, seguramente por habernos fijado más y por estar el suelo más limpio de arenas. Entre estos -microlitos, los más bellos y abundantes - pues recogimos seis u ocho piezas - son las puntas de sección transversal con retoques bifacial en su extremo (fig.8). También aparecen los cuartos de lunas o gajos de naranja, bellísimos por la perfección de su talla (fig.2). No menos bellos y perfectos son algunos microburiles, aunque muy raros. También entre los microlitos pueden incluirse pequeñas hojitas retocadas en uno o en sus dos extremos (fig.8). En la sebja grande recogimos un único trapecio y algunas puntas en forma de triángulos escalenos finísimos, en los cuales se ha llegado al máximum de perfección en el retoque del sílex (fig.2).

CLASIFICACIÓN. - El yacimiento arqueológico de las sebjas de Taruma no nos parece dudoso clasificarlo como uno de los más ricos en tipos de material más bello y perfectamente tallado del Sahara español. Su inclusión en el Neolítico de tradición Capsiense es seguro. Su cronología avanzada dentro de esta cultura nos lo muestra la técnica de la talla del sílex y la aparición de los más perfectos y evolucionados tipos de microlitos, como las flechitas de sección transversal con retoque bifacial en su extremo, haciéndolo alargado, así como los perfectísimos tipos de gajos de naranja y triángulos escalenos, cuya dificultad de fabricación por su finura nos muestra el punto más alto logrado en la técnica de tallar el sílex.

Todavía es pronto para establecer variedades locales dentro de lo que Vaufrey ha incluído en esta extensa unidad cultural. Varios prehistoriadores son contrarios a esta opinión, e incluso niegan la unidad de la cultura del Neolítico de tradición Capsiense. Por ello creemos es mejor esperar la publicación de materiales diversos, tanto del Sahara francés como español, para luego establecer diferencias. Por el momento, nuestro yacimiento lo agrupamos en esa extensa cultura neolítica, que ha florecido desde el Mediterráneo al Senegal y que en el Sahara alcanzó un grado máximo de perfección, así como una mayor duración y una segura personalidad que bien merece llamarle Neolítico de tradición Capsiense sahariano para diferenciarlo de los yacimientos de la zona norteafricana pertenecientes a esta cultura.

RELACIONES CON OTROS YACIMIENTOS SAHARIANOS. - En una próxima publicación nuestra, donde se dan a conocer un centenar de estaciones arqueológicas del Sahara español, queda bien patente la intensidad, riqueza y perseverancia del Neolítico de tradición Capsiense sahariano. También allí discutimos los problemas de esta cuestión.(1) Sobre todo la costa, desde el Dráa hasta Agdi Baba Alí, ofrece infinidad de yacimientos con materiales similares, incluso huevos de avestruz, grabados, y hasta hachas pulimentadas que faltan en Taruma. Por otra parte, Font y Sagué, y luego Baumgarten, ya publicaron materiales procedentes de Villa Cisneros, y Waterlot, de la Bahía del Galgo, que completan nuestra visión de esta cultura .(2) Tal vez el yacimiento de Taruma sea la más completa manifestación que poseemos de esta cultura, pero no completaría por sí solo la variedad tipológica del Neolítico de nuestro Sahara, que ha perdurado seguramente hasta la lenta penetración de los pueblos líbico-bereberes, realizada en gran parte con toda seguridad en los tiempos de nuestra era.

CRONOLOGÍA. -Para fechar aproximadamente la época de esta cultura en Taruma, sólo tenemos como punto de referencia la coincidencia tipológica de algunas puntas de flecha, como las de tipo pistiliforme, las de aletas asimétricas, las de pedicelo y aletas, así como los microlitos de sección transversal, todos los cuales hallamos en Egipto con fechas fijas.
Las puntas de aletas y pedicelo, ambos cortos, que se ven siempre en Taruma, son un modelo especial que parece derivarse del tipo losángico como transición al de pedicelo y aletas plenamente desarrollados.
Las flechas losángicas aparecen en la civilización B del Fayum, y sobre todo durante el Badariense y Amratiense, más o menos del 4500 a. de J. C. (SD. 30 de Flinders Petrie).
Las de pedúnculo y aletas comienzan también en el Fayum B, pero perduran hasta las primeras dinastías.
Las formas de puntas de flecha con pedicelo y aletas asimétricas son frecuentes durante la dinastía XVIII y en el Sudán egipcio hasta el siglo vii a. de J. C.
Los tipos de aletas asimétricas no aparecen en Egipto hasta el Semainiense, y en el Alto Egipto, sólo aparecen en tiempo de las primeras dinastías. En cuanto a las flechas de corte transversal, proceden de los trapecios microlíticos del Sebiliense final y del Capsiense superior. No aparecen en Egipto hasta el Amratiense de Nubia, y son corrientes en el Gerziense, durando hasta la dinastía VI, conservándose aún en la XII y hasta en la XVIII.
También los perforadores de expansión basal que hemos descrito en Taruma han sido recogidos en yacimientos del Predinástico de Armant de Tukh y de Nag-Hamadi.
Con tales elementos podemos asegurar unas fechas máximas de antigüedad al utillaje de sílex descrito considerando que ha necesitado un largo espacio de tiempo hasta llegar al Africa occidental, así como una larguísima perduración en aquellos aislados y lejanos territorios.
Los tipos de flechas con pedicelo y aletas asimétricas son los de más moderna datación en el Valle del Nilo. Más o menos hacia el 3300 se coloca el fin del Semainiense y el comienzo de la primera dinastía, pero vemos que tanto las puntas de talla bifacial como las de corte transversal microlíticas han perdurado hasta la dinastía XVIII (1580 a. de J. C.), e incluso las puntas de aletas asimétricas han durado en el Sudán egipcio hasta el siglo vii antes de J. C. Así, no será exagerado traer aún mucho más acá la fecha de todo este yacimiento con tipología tan avanzada y técnica tan perfecta.

LA CUESTIÓN DE LA CRONOLOGÍA DE LAS SEBJAS EN RELACIÓN CON LOS YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS. - La aparición en el fondo de una sebja de un yacimiento rico y abundante de cronología relativamente reciente, tal y como se nos presenta indudablemente en Taruma, no es un caso único. Otras sebjas, como Um Seikira, por ejemplo, nos ofrecen el mismo resultado. En sus fondos, hoy inhóspitos, hallamos los vestigios no sólo del paso del hombre, sino de su segura permanencia.
Ello nos lleva a plantear la cuestión de la época del hundimiento de las sebjas, aunque sea de manera hipotética. Desde luego, en manera alguna se puede pensar que el fondo de la sebja pudiera ser lugar de establecimiento humano si hubiera sido un lago o simple charco grande, aunque recogiera agua dulce. Hoy, en su fondo, algunas sebjas ofrecen aguas safitrosas y son lugares inhóspitos. Las más hondas, y que debemos considerar como más antiguas, no han ofrecido hasta el presente nada en sus fondos que pueda ilustrar el problema que nos ocupa. Son aquellas sebjas, aun poco hundidas como las de Taruma, las que parecen ofrecer un importante yacimiento arqueológico en sus fondos. En nuestra opinión, la aparición de tales objetos en las márgenes inclinadas, o plataformas laterales de la depresión y aun en su fondo, es prueba de que el hundimiento se ha realizado en época posterior al yacimiento, apareciendo los vestigios humanos en terreno hoy hundido, el cual estuvo en la época de la formación del yacimiento arqueológico a un nivel semejante a la plataforma general. Poco a poco ésta se fué hundiendo, con todo lo que tenía encima. En Um Seikíra se hundió la antigua plataforma, incluso con su sepulcro tumular, que ha quedado fraccionado en una de las terrazas laterales.
Así nos parece probable que los yacimientos arqueológicos que denuncian el establecimiento más o menos permanente del hombre debían ocupar lugares algo húmedos, como las actuales graras del Sahara español. En ellas, entonces mucho más grandes, hombres y animales debían encontrarse. Luego, la grara se fué hundiendo poco a poco y fué naciendo la sebja. Tal vez las sebjas más profundas sean muy antiguas, pero de nuestras observaciones deducimos que algunas sebjas poco profundas, como las de Taruma, se han hundido en época posterior a los yacimientos del Neolítico de tradición Capsiense sahariano, que hoy aparecen en los fondos de las sebjas. Es ésta una observación que ha de ser estudiada por los geólogos, así como corroborada con otros hallazgos que tal vez sean aún más precisos.
Dentro de lo poco que podemos concretar hoy sobre la vida del hombre en el Sahara español, hemos querido reunir estos pocos datos y dar a conocer un buen conjunto arqueológico de los varios que pudimos localizar y estudiar a nuestro paso por nuestro Sahara, y que todos verán la luz en un libro ya en prensa, del cual servirá ahora esta nota como un simple avance.

(*)ALMAGRO, Martín, 1946, Un yacimiento del neolítico de tradición Capsiense del Sahara español, LAS SEBJAS DE TARUMA (SEGUÍA EL HAMRA), Ampurias, VII-VIII
(1).ALMAGRO Martín , La Prehistoria del Sahara español y los problemas Paletnológicos del Norte do Africa. Madrid, 1947.
(2) Toda la bibliografía sobre estos hallazgos puede verse en el capítulo correspondiente de nuestro trabajo en prensa. Véase también para todos estos problemas, R. VAUFREY, L'art rupestre Nord-Africain París, 1939.
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