Notas sobre Geografía
humana de los territorios de Ifni y del Sáhara
POR D. GALO BULLON DIAZ
Comandante de Artillería. Delegado del Gobierno en los
territorios en el Sáhara
Excmo. Sr.; señoras, señores: No
acostumbrado a presentarme ante un público, y menos tan selecto
y culto como el aquí congregado, solicito de Antemano vuestra
benevolencia para cuanto voy a informaros sobre ligera reseña
de Geografía humana y económica de los territorios de
Ifni y del Sáhara, conferencia a mí encomendada en el
ciclo de las organizadas sobre Africa española por la Real
Sociedad Geográfica, con la sugerencia de nuestro Director de
Marruecos y Colonias, Ilmo. Sr. Coronel Diez de, Villegas, geógrafo
ilustre y paladín de todo cuanto se refiere a divulgación
de nuestra empresa africana, a la que ha dedicado la mayor parte de su
carrera militar.
Ifni y Sáhara, si bien pertenecen a la.
misma autoridad gubernativa, deben considerarse separadamente respecto
al punto de vista de sus condiciones, medio ambiente y forma de vida
tan distinta en uno y otro territorio.
(
Fig.1)Ifni, pequeño territorio de bereberes puros,
sedentarios, con un territorio accidentado en el lugar donde una de
las estribaciones del Antiatlas llega al mar. El Sáhara, país
con pocos accidentes, estepario en unos lugares, desértico en
otros, inmenso territorio poblado muy poco densamente por una población
de bereberes arabizados, nómadas en su totalidad, con
desplazamientos en sus migraciones, de grandes distancias que a veces
llegan a los 500 kilómetros. Empecemos por el territorio de
Ifni. Este es un enclave en el Sur marroquí, en el lugar en que
una de las estribaciones del Antiatlas llega a la costa, que es en
aquellos parajes acantilada, brava, seguida, sin entrante alguno de
consideración y con sólo pequeñas playas en la
desembocadura de los escasos arroyos torrenciales, que solamente
arrastran aguas en la época de lluvias, excepto el más
meridional, el río Asaca que lleva agua durante toda la época
que pudiéramos llamar invernal. (Figs.
2
y
3.)
Las playas citadas, de fondo tendido y rocoso, son muy aplaceradas, y
rompe en ellas el mar fuertemente a poco que esté agitado. El
país, todo él accidentado, presenta, en líneas
generales, una cadena de alturas que va de Norte a Sur, a una
distancia de la costa que varía de 15 a 25 kilómetros.
Otra cadena de alturas, de menor altitud, corre Paralela a la costa, a
breve distancia de ella (no excede de tres kilómetros). De la
cadena interior a la costera van espolones de fuertes pendientes.
Quedan, por lo tanto, entre una y otra cadena, algunas cubetas,
rellenadas por tierras de aluvión, en las que queda subálvea
el agua de lluvia, la que en la época de más
precipitaciones sale a la costa por barrancos estrechos que, a través
del tiempo, el agua labró en la cadena costera; peto la mayor
parte de ese agua caída queda subterránea en el país,
y ella es la que alimenta los cultivos interiores, da vida a los
frutales, a los escasos palmares del territorio; agua subálvea,
que se extrae alumbrando pozos, que tanto abundan en las comarcas
interiores del territorio.
La más importante de esas cubetas interiores es la de
Tagragra, lugar de más densidad de población, por ser el
más rico del país. Región histórica,
cantada por, los romances guerreros locales, pues se puede decir que
todas las luchas en el territorio fueron en Tagragra y por Tagragra
siempre.
País cerrado, o casi cerrado, tanto por los caminos del mar
como por los de tierra, fué siempre como un islote dentro del
país bereber del Sur marroquí. Poblado por tribus nómadas
de bereberes puros (posiblemente por los bereberes Guezula, los gétulos
de la Historia), fueron éstas sedentarizándose en el
transcurso de los años, y aunque entre las tribus así
formadas hubiese discordias interiores, terminaron por unirse en
confederación para hacer frente al peligro exterior, ya que por
razones geográficas así convenía, y se
mantuvieron a través del tiempo unidos, con su dialecto bereber
muy puro, siendo islamizadas muy superficialmente cuando del. Este
llegaron los árabes invasores, y más tarde siguieron
unidos ante el peligro. del dominio de los Sultanes marroquíes,
los que llegaron a realizar incursiones en el país, y hasta
mantuvieron en él una guarnición durante algunos años,
pero jamás lograron captarse a las tribus del territorio, que
formaban el bloque o confederación llamada de Ait Ba Amarán.
Los restos de uno, de los campamentos de las mehal-las marroquíes
en Tagragra bien lo atestiguan; poblado apiñado, y cercado de
muralla, como todos los de un poder que no se halla firmemente
asentado en el país, del que desconfía, ya que su
mandato sólo descansa en las armas de sus soldados.
Las tribus de la confederación citada de Ait Ba Amarán,
que es la que puebla el territorio de Ifni, se hallan repartidas Al
Norte, las dos de Ait Bubequer, denominadas: Ait Ijel, la de la costa,
y Ait En-nos, la del interior. Siguiendo la costa, en el centro del país,
la de Mesti y, al Sur de ella, la tribu de Esbuia, que ocupa casi toda
la parte meridional del país. Al Este de las tribus de Mesti y
de Esbuia se extiende ampliamente la de Ait el Joms, la más
amplia del, territorio, y en la parte NE. se hallan la pequeña
tribu de Ait Iaza y la algo mayor de Ait Abdelá. La población
total, independiente de la ciudad de Ifni, viene a ser de unos 33,000
habitantes musulmanes, en su totalidad. La sedentarización de
las tribus Ait Ba Amarán es relativamente reciente, pues todavía
existen algunas tribus enclaves de 1 otras, no absorbidos todavía,
como ocurre con los Ait Iaza Uigda, en la tribu de Ait En-nos, y algún
otro. El país, como ya hemos dicho, es accidentado, con alturas
que llegan. a los 1.250 kilómetros, en el Yebel Bu Timesguida,
dé la cadena interior, de origen probablemente volcánico,
al que. los portugueses, en la época de las navegaciones, lo
denominaron Pico Fogo.
Tiene el territorio la vegetación típica
de la región atlántica del Sur marroquí: el
arganero, principalmente; algunos olivos y una variedad del zumaque
pueblan las laderas bajas. Se ven por la región meridional
principalmente bancales muy bien preparados, en los que se cultiva la
chumbera, cuyo producto se denomina en nuestra Andalucía higo
chumbo o higo moro, y allí "carmús del nezara",
higo de los cristianos. Es curioso cotejar una y otra. denominación,
según el país que la emplea. La palmera, ese árbol
del. Sur, sólo se halla raramente en los lugares de los pozos,
formando pequeñas agrupaciones. Por excepción, pasados
los montes , en el extremo Sureste del -territorio, se halla en alguna
abundancia reunida, a lo largo del valle de Uggú, formando un
pequeño oasis, de grato frescor, con agua de manantiales y
abundantes huertas. Desde allí, hacia el Sur, se presagia el
desierto, con sus horizontes dilatados, de luz cegadora, lejanías
rumosas de arena en suspensión, sin perfiles de viviendas, sin
más siluetas que alguna duna o un rebaño de dromedarios
que va a beber a los pozos.
La vida de las tribus del territorio de Ifni es de labradores y
pastores. Que Dios tenga a bien enviarles algo de agua para que
ablande la arcilla de sus terrenos de labor, y todo el inundo empieza
las faenas de la labranza, cualquiera que sea el mes; los cultivos de
las parcelas son, principalmente cereales, con preferencia cebada. El
agua se filtrará y se extraerá de los pozos mediante ese
sistema clásico del país, de tracción por
caballería, mediante una larga cuerda, a cuyo otro extremo va
unido un cubo de cuero, generalmente formado de la piel de una vaca o
toro, el que al llegar cargado de agua al brocal bascula y vierte el
agua en una canal, que la lleva a la alberca de riego.
(Fig.
4.) Los cultivos de regadío son maíz, habas y
otros productos de huerta.
La lluvia ha hecho brotar pastos para el ganado vacuno, y allá
arriba, en la ladera, entre los arganeros, el ganado cabrío y
lanar apacienta durante el día.
Llegada la época, se cosecha la aceituna y el
fruto del arganero para la obtención de aceite. Es curioso
hacer constar que, así corno de la aceituna se aprovecha la
parte carnosa para hacer aceite, en el arganero ocurre lo contrario,
es el hueso lo que hay que triturar y moler para obtener un aceite ácido,
espeso y fuerte, que es el preferido por los indígenas para sus
guisos. Su precio es más elevado que el aceite de oliva. El
procedimiento clásico, natural podríamos decir, para
ello es meter el ganado entre los arganeros cuando el fruto ya ha
madurado y caído; la parte carnosa les sirve de alimento, y más
tarde se recogen los huesos no digeridos, que se trituran para
obtener. el aceite de argán Claro que este sistema desaparecerá
ante los nuevos procedimientos.
La tierra se halla muy dividida, parcelada. Toda la aprovechable es
de propiedad particular; los bienes comunales, son escasos. El sentido
de la propiedad están tan arraigado entre estos bereberes que
todos los años, en la época de la labranza, ocurren
altercados entre ellos con motivo de si el hito indicador de una
propiedad ha sido desplazado un palmo de su verdadero sitio. El
altercado reviste tales caracteres que hasta hace poco se llegaba a la
agresión violenta, con heridas e incluso muertes.n los años
de sequía prolongada (ha llegado a ocurrir pasar siete años
seguidos sin llover), el país, agotadas las reservas de sus
graneros, con sus ganados diezmados, pues sólo la cabra puede
mantenerse algún tiempo, escarbando la, tierra y arrancando las
raíces, el azote del hambre se hace sentir y la emigración
es necesaria. Emigración hacia el Norte, en donde el baamarani
busca nuevos medios de vida, dedicándose al comercio. Por ello
se les ve un poco en toda la región costera marroquí,
hasta Tánger, y algunos de ellos se embarcaron y se hicieron
trabajadores en Canarias, y dicen que se les ha visto hasta en América.
Pero el cariño al terruño persiste. Si gana, ahorra y
envía a los suyos que quedaron en el territorio para que'
puedan vivir. Las parcelas heredadas o adquiridas no las vende sino en
último extremo. Considera la, tierra heredada, como un depósito
sagrado, y procura mantenerlo y legarlo a sus hijos, aunque sea exiguo
el terreno que posee. Ello es debido a la cohesión existente
entre los del país, que los une -y hermana a pesar del tiempo y
la distancia.
ORGANIZACIÓN SOCIAL
Es la misma, de las tribus bereberes del Sur marroquí,
que siempre se mantuvieron independientes de la autoridad de los
Sultanes, pero aquí es de un modo más acusado. No
existen los grandes caídes que existen en el Atlas, sino que
cada tribu tiene su autoridad gubernativa o amegar, nombrada por
designio de la yemáa, o asamblea de principales. El amegar
designa sus subalternos o ánfalis, que no tienen autoridad
delegada suya, sino que son simplemente mandatarios para hacer cumplir
lo que proceda. Algo así como alcaldes pedáneos.
El amegar entiende en todos los asuntos gubernativos de la tribu, y
en los judiciales en muchos casos, ya que, como hemos dicho, estas
tribus están islamizadas solamente de un modo superficial, y el
derecho coránico no es el que rige en el país con carácter
exclusivo, sino que en muchos casos el que predomina es el derecho
consuetudinario o de costumbre, que si no se halla en pugna con el coránico
sí es distinto en la apreciación y aplicación de
las penas o sanciones en casi todos los casos. Y este derecho
consuetudinario es la autoridad gubernativa la que lo ejerce y aplica,
Y son tan celosos los imegarren en que prevalezca este derecho de
costumbre que no admiten en forma alguna que los caídes o
jueces de derecho musulmán se inmiscuyan. Cuando a éstos
les hemos preguntado, en forma de consulta, en algunos casos, se
inhiben prudentemente, indicando que el amegar dirá lo que
proceda.
Este derecho de costumbre se halla recopilado en cánones,
que son análogos en unas y otras cábilas, si bien
difieren algo en detalles ligeros. En general, se puede decir que el
derecho consuetudinario es más suave en las penas que el coránico,
y a pesar de ello más eficaz.
En materia religiosa, las gentes son observantes y cumplidoras de las
reglas de oración y ayuno, así como en el pago de la
limosna religiosa del azaque (un tanto sobre el ganado) y el diezmo de
la cosecha obtenida, que son dados para mantenimiento del culto,
quedando el sobrante para el Gobierno. Pero es curioso hacer constar
que, a diferencia del resto de Marruecos, no existen en el territorio
de Ifni los bienes habices o bienes de la Iglesia procedentes de
donaciones particulares. Tampoco los santuarios tienen bienes legados.
Cuando procede hacer reparaciones de una mezquita o construir una
nueva se recurre a la prestación personal para el peonaje y a
dar un tanto por familia para adquisición de materiales y pago
de albañiles. Pero nadie deja al morir bienes para 1a mezquita,
sino que todo va a los herederos. Hago notar esto, porque es caso
excepcional en Marruecos.
La vivienda. -La vivienda, en el territorio
de Ifni, es del tipo alcazaba. Cuatro muros de tapial, flanqueados por
dos o cuatro torres, también de tapial, y paredes
trapezoidales, que dan lugar a bases más anchas, y la torre
forma un tronco de pirámide, cuadrangular, de bella traza.
Al interior del recinto se da acceso por una puerta con una especie
de burladero interior, para que al abrirse no se vea el interior desde
afuera, y, lo que es más importante, para que haya de entrarse
de uno en uno, cosa muy importante en época de inseguridad.
El patio está cruzado generalmente por dos muros en cruz,
dando origen a otros cuatro patios, A las paredes de éstos se
adosan las habitacíones diversas, siempre de forma alargada,
con luces al patio y nunca al exterior. Habitación amplia para
recibimiento de huéspedes, cuartos para el señor de la
casa, para la mujer, otros familiares, enseres, graneros, etc. En uno
de los patios se recoge por la noche el ganado. Las habitaciones, de
altura aceptable, unos tres metros, van cubiertas con viguería
de argán y varetas menudas sobre las vigas; sobre el armazón
tierra apisonada; como en el país la lluvia es lo excepcional,
es suficiente. Las torres y algunos muros son a veces almenados con
fines defensivos.
(Fig.
5.)
A medida que la familia va aumentando y los hijos se casan, se adosan
nuevas viviendas, o se construyen próximas a la paterna,
formando a modo de agrupaciones por cada familia en medio de sus
campos de labor. Por eso los poblados apiñados no existen en
Ait Ba Amarán, sino que todo está un poco disperso en
pequeños grupos. Este sistema de edificaciones a base de
alcazabas tenía su ventaja en las épocas de inseguridad,
pues cada familia fácilmente podía establecerse en
condiciones defensivas ante el peligro exterior, que Dios sabe de dónde
podría venir.
Otra ventaja que tienen es lo fácil del aislamiento en caso de
epidemias. Nuestros médicos, hoy, cuando existen casos de
enfermedades de este tipo, ordenan aislar tal o cual grupo de casas, y
la epidemia queda localizada sin temor a la propagación.
Indumentaria-El vestido de los hombres en
Ifni es el de todos los bereberes del Sur marroquí. Ropas
internas de algodón, de color blanco, amplios camisones, zaragüelles
y túnicas con mangas perdidas. Como prenda exterior un albornoz
o suljam de lana o mezcla de lana y algodón de color
generalmente blanco. Su tocado un amplio turbante, blanco también.
Cruzando la túnica, uno o dos cordones, de los que penden la
bolsa de cuero y del otro la gumia, arma a que son muy dados en el país,
en donde se hacen magníficas gumias con funda de plata,
ricamente y finamente labradas, acaso las más bellas de todo el
Sur marroquí. El calzado, la clásica babucha de puntera
alargada.
(Fig.
6.)
La mujer viste también de blanco en las tribus del Norte, pero
en la de Esbuia, la más meridional, llevan ya el jaique de
color azul oscuro, como las mujeres del desierto. Con el jaique se
cubren apenas la cabeza, pues el rostro tienen tendencia, como todas
las mujeres bereberes, a llevarlo, descubierto. Es frecuente ver por
los caminos mujeres de bella traza, esbeltas, de rostro oval, grandes
ojos negros y tez un poco cobriza. Sus alhajas consisten en pulseras
bereberes de plata esmaltada con salientes a modo de grandes clavos.
Diademas y broches Para sujetar el jaique, también de plata
esmaltada, del más puro estilo bereber, con sus fíbulas
y grandes triángulos, plateados los broches. Collares de
cuentas y pedrería tosca completan el atuendo y muchas dé
ellas ceñidas a los tobillos dos pesadas ajorcas de plata.
(Fig. 7.)
El bereber es generalmente monógamo, y trata
a su mujer con menos dureza que el musulmán del resto de
Marruecos. Su alimentación es, en general, parca: pan de
cebada, guiso de legumbres o de aves y, cuando la ocasión la
merece, llegan a sacrificar reses: cabras o carneros, y en las
solemnidades terneras. Pero el plato tradicional, que se, ofrece,
siempre al viajero antes y después de la comida en su honor, es
la miel con manteca, mezclados en artísticas vasijas de
porcelana vidriada.
Y no ha de faltar el vaso de té azucarado, bebida a que son
muy dados los baamaranis, hasta el punto que cuando se contrata un
pastor para cuidar los rebaños, una de las condiciones
indispensables que pone es que se dé por lo menos una o dos
veces al día dos vasos de té cuando menos. Las
transacciones se realizan en los zocos o mercados semanales, situados
en las cábilas en lugares céntricos. Allí se
vende y se y compra para la semana.
Pero las compras de consideración y las, ventas importantes de
ganado se hacen anualmente, en las romerías o muggares de los
santuarios de la comarca y de las vecinas. Tienen lugar cada año
después de la cosecha, durante el estío, y van sucediéndose
escalonadamente de uno a otro. A ellos acuden de todas partes; se
celebran grandes ferias de ganados, de artículos manufacturados
y de baratijas. La gente acude a veces de cinco o más días
de camino y vivaquean junto al santuario pernoctando allí uno o
dos días. (Figs.8
-9
-10-
1112
.)
El idioma dejos habitantes de Ifni es el dialecto bereber de Ait Ba
Amarán, uno de los muchos dialectos del bereber del Sur marroquí.
Se emplea este idioma como lengua familiar principalmente, pues casi
todos ellos, al menos los hombres, conocen el árabe, aunque no,
de un modo perfecto, pues son pocos los que lo escriben. La tribu
donde más se habla el árabe es en Sbuia, la más
meridional, y por lo tanto en contacto con las tribus presaharianas,
que hablan todas el árabe, pero no el marroquí, sino el
dialecto hasanía, común a todo el Sáhara y a
Mauritania. Este, árabe parece ser más puro que él
árabe vulgar de Marruecos, pues se encuentran en él
muchas palabras más próximas al árabe puro o
literal.
Como se ve, la vida de las tribus de Aít Ba Amarán es
bastante análoga a la de las tribus bereberes de Marruecos,
pero éstas de nuestro territorio de Ifni tienen muy arraigado,
desde mucho tiempo antes de la ocupación, que si bien geográficamente
forman parte de Marruecos, no tienen dependencia. alguna
administrativa de dicho pais, sino que pertenecen a España, que
son españoles, por cesión que hicieron los Sultanes de
su territorio a la corona de España hace unos ochenta años.
Y por ello se enfrentaron siempre contra todo intento de dominio de
los Sultanes, y miraron siempre desconfiadamente, cómo Francia
iba adentrándose en Marruecos. Cuando el año 1934 las
tropas francesas acometían los últimos focos, de lo que
ellos llamaban la disidencia en el Sur marroquí, los habitantes
de Ifni les hicieron saber que su territorio les estaba vedado por
pertenecer a España, y acogieron gratamente al Coronel Capaz,
todo ello después de breve, rápida y certera preparación,
quien desembarcó en la playa de Sidi Ifni sin más compañía
que el Teniente Lorenzi, un cabo señalero del cañonero
Canalejas y un intérprete de Cabo Jubi.
Le ofrecieron su inmediata colaboración y se
empezó a arreglar un campo de aterrizaje, en donde dos días
después tomaba tierra un avión de Cabo Jubi con el Capitán
de Oro, y así se fué ampliando el campo, todo ello con
prestación personal totalmente voluntaria, y antes de una
semana, antes aún de que desembarcasen las tropas que habían
salido de Ceuta, izamos nuestra bandera un pequeño número
de aviadores y oficiales de tierra; los soldados que rindieron honores
con su arma presentada eran gentes del país, recién
filiados, con su caballo y su fusil (francés, por cierto), a
los que Se les había fijado un sueldo que todavía no se
les podía pagar, porque no había tiempo material para
llevar fondos; pero a ellos eso no les importaba de momento, su deseo
estaba logrado, siendo los primeros soldados filiados para nuestras
tropas de policía de Ifni, que empezaron a prestar sus
servicios desde los primeros días de la llegada al territorio
de aquel gran jefe que se llamó don Fernando Capaz.
Afecto a España desde el primer día, tiene también
el respeto a todo cuanto hemos llevado y se adaptó
inmediatamente al nuevo ambiente. Por eso cuando se inició el
pueblo de Sidi Ifni se marcaron calles y plazas, empezaron a pedir
solares para edificar los habitantes del país. Hubo que ampliar
el proyecto inicial, pues se veía que aquello iba a superar lo
previsto al principio. Y los del país hicieron casas, no de
tapial y en forma de alcazabas, que es a lo que estaban acostumbrados,
sino casas de traza europea, con varios pisos, amplios ventanales,
conducciones de agua y bastante confortables.
Existen en la ya ciudad de Ifni cafés, hoteles, comercios,
etc., edificados por los naturales y regentados por ellos. El espíritu
activo y comercial del baamarani se ha desarrollado en Ifni de modo
asombroso, y no es posible atender todas las demandas que hay para
establecerse.
(Fig. 13.)
El respeto a las creencias es también notorio. Los actos
religiosos solemnes son celebrados con gran pompa en Ifni, y es de
observar el respeto con que los musulmanes presencian como
espectadores de esos actos de procesiones que recorren las principales
calles y plazas. Respeto a la religión, amor a España;
por eso cuando llegó el otoño del 36 se enrolaron rápidamente
en nuestras unidades, y hubo tribu que dio todos los hombres útiles
para luchar contra los que ellos llamaban "los negadores de Dios".
Y a fe que hicieron buena la fama de pueblo guerrero, pues no
vacilaron al enfrentarse con los tanques ni las bombas de aviación,
que para ellos eran desconocidas. |