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Nuevas aportaciones al conocimiento del arte rupestre del Sahara español (*)

por JOAQUÍN MATEU

En el presente trabajo nos proponemos dar a conocer una serie de yacimientos con arte rupestre, la mayoría inéditos, del Sahara español. Hasta la fecha solamente se conocían varios grabados del Aiún y Smara, descritos por los Profesores M. Santa Olalla (1) y M. Almagro. (2) Nuestro buen amigo señor Morales Agacino, en el curso de una misión antiacridiana realizada durante la primavera de 1942, descubrió tres estaciones con arte rupestre ubicadas en el Alto valle de la Saguia el Hamra, e intituladas Pozo Mecaiteb, Amgala y Pozo Farsia, respectivamente; de esta última localidad son las únicas pinturas rupestres que se conocen hasta hoy en aquellos territorios. En la revista Mauritania. publicó unas breves notas describiendo algunos de los grabados encontrados.(3)

También el Museo Arqueológico de Tetuán posee una laja procedente de Smara-donada a aquella Institución por el Gobernador de los territorios, coronel Bermejo -, sobre la que se grabó un antílope; dicho grabado fué descrito por don Pelayo Quintero en un opúsculo dedicado a las colecciones de prehistoria y arqueología guardadas en aquel Museo.(4)

Queremos hacer constar aquí nuestro agradecimiento al Profesor M. Almagro, Director del Museo Arqueológico de Barcelona, por la ayuda que nos ha prestado con sus consejos, y por su amabilidad al poner a nuestra disposición la biblioteca y colecciones del Museo. Asimismo, agradecemos al señor Benítez la gentileza que nos ha dispensado al pasar en limpio nuestros calcos y croquis de campo.
Y, finalmente, hagamos patente nuestro reconocimiento al Coronel don José Bermejo, Gobernador de Ifni-Sahara, y al Teniente Coronel don Galo Bullón, por las muchas atenciones de que les somos deudores durante todo el tiempo de nuestra estancia en el Sahara español.

HAUZA (Zona S. H.)

En el Alto valle dé la Saguía el Hamra y cerca de la desembocadura del Uad Afra, se extiende la comarca de Hauza (en Hassania "la preferida"), llamada así por los muchos combates sostenidos por las tribus saharianas para lograr su posesión. En Hauza se levanta un castillo moro, actualmente en ruinas, que al parecer era la base fuerte que defendía la región. Al decir de los saharauis, antiguamente existía en el Uad Hauza, no lejos del castillo, un oasis con palmeras y pozos o manantiales de agua dulce. A consecuencia de las guerras sostenidas por los cristianos contra los musulmanes en los siglos XV y XVI, y también por las guerras entre cabilas del Sahara, el oasis se destruyó, cegaron las fuentes y poco tiempo después no quedaban huellas del mismo. Aun hoy día se ven, siempre según los moros, algunos troncos resecos de palmeras, restos de un pasado más esplendoroso.

Al norte del castillo, y sobre los cerros que bordean el Uad Hauza, que desemboca en la Seguía a unos pocos kilómetros de allí, encontramos una nueva estación de arte prehistórico.
En el cerro en donde hallamos los grabados hay algunos túmulos del tipo corriente en casi todo el desierto, y en el cabezo de más al este abunda en extremo este tipo de monumento funerario.
También en esta estación encontramos las dos técnicas de grabado, aunque con supremacía de la técnica punteada. De todos los grabados observados, solamente dos fueron obtenidos en línea incisa. En uno de ellos estaba representada una figura humana bastante erosionada y deteriorada; a su lado en otra laja, y también en línea incisa fina, un grabado de un équido, posiblemente una cebra.
No podemos dar a conocer estos dos grabados, únicos obtenidos a base de línea incisa, por haberse perdido las fotos y calcos que de ellos obtuvimos.
Como ya dijimos, más numerosos son los grabados punteados, ciertamente bastante toscos, y sin el fresco realismo de los de Tucat en Haila o Smara.

Entre los que disponemos actualmente de documentación gráfica citaremos los siguientes: Flamenco grabado a base de un fuerte punteado bastante grosero; asimismo lo es el dibujo, que no tiene el trazo ágil y vigoroso de los de Smara; el animal está representado con la cabeza levantada y durante la marcha. Exposición sur (lám. I, nº1).
A poca distancia del flamenco, unos 100 m. oeste, descubrimos otros grabados animalísticos de la misma técnica y dibujo. El que publicamos representa un mamífero- indeterminable, acaso un bóvido, muy desdibujado e inacabado. Al parecer, quisieron representarlo en plena carrera, sin lograr de todos modos su objeto. (Tamaño, 0'46 X 0'41 metros.) Grabado profundo y tosco. Exposición sur (lám. I, nº2).
Sobre una lasca de pizarra, cerca del anterior, aparece un bóvido provisto de largos y sinuosos cuernos, de idéntica factura que los anteriores. El bóvido lleva en mitad del cuerpo unas impresiones longitudinales que nos hacen pensar en algunos grabados del Adran Mauritano, interpretados por Monod como posibles albardas.(5) (Tamaño, 0'68 X 0'43 m.) (lám. II, nº 1). Otros dibujos indescifrables vemos en la misma laja, esbozos, algunos, de animales sin terminar. Avestruz, sin duda alguna la mejor figura del conjunto de arte rupestre de Hauza. Presenta la particularidad de estar completamente punteada-excavada. El animal fué bastante bien conseguido por el remoto artista que esculpió la serie de obras de la estación de Hauza. Como los anteriores exposición sur, sobre la loma, y no lejos de un túmulo funerario(lám. II, nº 2) . Existen, además, en dicha estación, algunos grabados de dudosa interpretación, y que posiblemente son simples probaturas, o bien motivos que al no ser del gusto de sus grabadores fueron abandonados sin acabar del todo.

GRABADOS DE TUCAT EN HAILA (S. H.)

En la margen derecha de la Saguía, al terminarse los Tucat, a unos 60 Km. al este-nordeste de Smara, y sobre el acantilado que bordea en aquella zona el cauce de la Saguía el Hamra, encontramos un interesante yacimiento de arte rupestre; al igual que los grabados de la región de Smara, todo el conjunto del Tucat está grabado sobre lajas negras de pizarras devónicas.
Abundan especialmente los grabados incisos en V, muy profundos anchos, en otros, el trazo es fino y superficial. Finalmente, hallamos unos pocos obtenidos a base de un picado puntiforme. Desgraciadamente, no podemos disponer, en estos momentos, de muchos de los calcos y fotografías que obtuvimos durante nuestra estancia en Tucat en Haila. Creemos , no obstante, de interés el dar a conocer los grabados de los cuales poseemos documentación gráfica.

ESTACIÓN 1

Situada a 1 Km. aproximadamente del -borde del acantilado del Uad Saguía, en una pequeña depresión socavada por el arrastre de las aguas durante los raros pero torrenciales aguaceros que vivifican de tarde en tarde aquellas zonas. Todos los grabados de esta estación son de motivos geométricos, algunos con pátina muy obscura en contraposición a la mayoría de ellos de pátina más clara. Por fin existen trazos aun más modernos y menos patinados todavía, con caracteres árabes y marcas de ganado, de la cábila de Erguibat, especialmente. Sobre una laja de regulares dimensiones, se ven signos grabados en línea incisa fina. Abundan las representaciones de la Hamada "estrella salomónica"; algunas de ellas muy simétricas y bien conseguidas, nos recuerdan las de Amder, Adrar Mauritano, publicadas por Oder Puigaudeau et M. Sénones(6) y catalogadas por Monod.(7) Dichos grabados pertenecen al grupo de los de pátina clara, si bien no son de los más recientes.(8) Parecidos los anteriores son una serie de inscripciones, grabadas en línea incisa bastante fina, que aparecieron en una laja de mayores dimensiones que la anteriormente citada. Los grabados de estrellas son mucho más burdos.

ESTACIÓN 2

A 1 Km. oeste-noroeste de la estación 1, y a 400 m. al norte del margen de la Saguía, hallamos otro conjunto de arte prehistórico. Sus grabados son mucho mejores que los de la primera, y desde luego anteriores a aquellos. En su mayor parte son grabados en línea incisa, a veces muy profunda; sólo encontramos una laja con grabados líbicobereberes, punteados y superpuestos a una representación animalística lograda en línea incisa. Todos ellos fueron grabados sobre lajas de arenisca devónica.
Cerca de un posible túmulo descubrimos los mejores. En una laja larga y relativamente estrecha, orientada a poniente, descubrimos un magnífico friso de avestruces, grabados en V, muy profunda y ancha. Este grabado es el mejor de los encontrados en Tucat en Haila. El tipo de avestruces es parecido a los del Mecaiteb, y recuerdan también al publicado por M. Almagro, del Aslein Ben kerch (Smara).(9) En la misma piedra abundan los dibujos indeterminados, superpuestos muchas veces; algunos, geométricos, eran de pátina más clara y proclamaban, por tanto, su relativo modernismo. El grupo es notable por su realismo y finura de dibujo, los animales han sido bien logrados y hablan en favor del artista que los grabó, cuyas dotes de observación debieron ser muy penetrantes ((lám. III, nº 1y fig. 1).

fig.1

Junto a los avestruces, vemos en una piedra cercana de pequeñas dimensiones, un antílope y un avestruz obtenidos a base de fino grabado en línea incisa. En la misma laja, en la parte rota, y en lo que podríamos llamar corteza de la pizarra, hay otro grabado, tosco, bastante erosionado y de tipo líbicobereber, en técnica punteada.
El antílope fué grabado y dibujado más cuidadosamente que el avestruz, y en parte se superpone a éste. Los cuernos echados atrás y con las puntas vueltas hacia adelante, la cabeza pequeña, cuello largo, cuerpo esbelto, cola corta y largas patas, garantizan la determinación del animal, que seguramente pertenece a la especie actual de antílope (Gacela dama). El avestruz, como ya dijimos, mucho más tosco, ofrece ciertos paralelos con los de Ain Marshal(10) de Keft Mektuba de Ksai el Ahmars(11) y Ain el Kretar(12) ((lám. III, nº 2).

Al parecer, un bóvido con los cuernos vueltos hacia adelante en línea incisa fina, el dibujo es bastante tosco y está superpuesto a numerosos grabados líbicobereberes esquematizados, en técnica punteada, completamente indeterminables ((lám. IV, nº 1).

ESTACIÓN 3

Junto al acantilado de la Saguía, a unos 500 m. más al este de la estación 2 descubrimos otro grupo de grabados rupestres, algunos sobre piedras que formaban parte de un túmulo, y otros esparcidos por los alrededores del mismo. Las primeras, seguramente fueron utilizadas por los constructores del túmulo después de haber sido grabadas, pues una parte de las mismas estaba hundida en la tierra formando parte del muro de contención que rodea el megalito. Este es bastante grande, su construcción difiere de las normales en el Sahara. Es posible que las piedras con grabados estuviesen sueltas y desparramadas por el suelo, como hay otras, y al construir el túmulo, seguramente más moderno, las utilizasen por razón de su tamaño mediano, por su forma plana y lisa y especialmente por tenerlas más a mano. Desgraciadamente, al igual que las estaciones anteriores, no podemos disponer, de momento, de todos los calcos y fotografías de dicho yacimiento; solamente recordamos de un avestruz grabado en fuerte trazo en V, muy profundo y ancho, y de la misma factura que los otros avestruces de Tucat en Haila. Como todos, sobre una laja de pizarra devónica, casi en la cumbre del acantilado, a unos pocos metros del túmulo.

FUM UAD BEN DAKA (ZONA S. H.)

Aguas arriba de la Saguía el Hamra, y muy cerca de la desembocadura del Uad Ben Daka, en la margen derecha, y próximo a un túmulo sito en el borde del acantilado, hallamos una lasca cuyas dimensiones son bastante grandes, en la que hay grabados una serie de dibujos; algunos de éstos son representaciones animalísticas; otros, figuras y signos indeterminables. Para grabarlos emplearon la técnica en línea incisa más o menos profunda. En la parte inferior izquierda de la piedra vemos un pequeño grabado, finamente estilizado, de un antilópido provisto de largas y finas patas y también de largos cuernos. Esta figura es de una belleza y elegancia sorprendentes, conservando todavía el fresco realismo de los grabados saharianos de las estaciones de Smara y Tucat en Haila.. Más a la derecha, y siempre en la misma laja, existen otros grabados de aspecto más burdo, aunque iguales de estilo y pátina. El inferior, por la configuración de su cuello y cabeza, nos inclina a considerarlo como una posible representación de un équido, si bien el cuerpo y la cola no recuerdan los del citado animal. Sobre éste, y grabado algo más profundo, hay otra figura que puede, aunque dudosamente, interpretarse como la cabeza de un bóvido vista de frente. El resto de líneas y dibujos son, a nuestro juicio, indeterminables. Orientados a mediodía ((lám. V, nº 1).

En la orilla opuesta, o sea en la izquierda, sobre la plataforma primera, encontramos otro grabado bastante bien conservado, cuya figura puede determinarse como la de una gacela. Logrado, asimismo, a base de técnica incisa, el cuarto trasero está algo borrado. La línea es relativamente ancha y poco profunda; detrás de esta figura tenemos otra de pequeño mamífero, y junto a éste una posible estilización de figura humana. Tamaño de la gacela, 0'35 X 0'32 M. ((lám. V, nº 2). Sobre laja de pizarra devónica vimos aún otro antílope finamente grabado y muy erosionado, por lo cual no sacamos ninguna fotografía. El conjunto de grabados entra de lleno en el arte profundamente realista del norte de Africa.

CHELJA MAIRAT (ZONA S. E.)

Al este de los montes de Tiuikiuen, a 6 ó 7 Km. al norte-nordeste del Pozo Mecaiteb, en la cuesta de un pequeño promontorio, descubrimos otra nueva estación con arte rupestre; como la totalidad de los grabados encontrados hasta la fecha en la zona de la Alta Saguía, también éstos están realizados sobre lascas de pizarras devónicas. Misma técnica que los de la estación de Fun ben Daka.
Rinoceronte grabado en línea bastante profunda. Más tosco de dibujo que otra representación encontrada por M. Almagro en Smara,(13) teniendo, además, la particularidad de presentar el segundo cuerno más largo que el primero, característica que observamos en casi todos los encontrados hasta ahora en el Alto valle de la Saguía el Hamra, excepto uno hallado en el Mecaiteb y del cual perdimos el calco. Debajo del rinoceronte hay grabado otro mamífero pequeño, muy borroso y bastante esquematizado. Tamaño 0'35 X 0'30 cm. Orientado a mediodía (lám. IV, nº 2). Hay también un boceto de un antílope (?) en línea incisa bastante fina. Algo más al norte que el rinoceronte. Tamaño, 0'20 X 0'25 M. . i Entre la documentación extraviada había el calco directo de un toro fuertemente grabado, fuertes líneas de perfiles en V y que, sin duda, tanto por su técnica como por su verismo, es uno de los mejores grabados de la región. El animal estaba dibujado en plena carrera. Hállase este grabado a unos 800 ó 1.000 m. al este de los anteriores, en el margen de un pequeño regato.

POZO MECAITEB (ZONA S. H.)

El pozo Mecaiteb se abre en el cauce del Uad ben Saka, a unos 18 kilómetros en línea recta al sur de la Saguía el Hamra. No lejos del Mecaiteb, al noroeste, se levantan los montes de Tiuikiuen. En el Mecaiteb abundan mucho los grabados rupestres a lado y lado del Uad ben Saka, en los bordes de la plataforma que bordea el caucee dell río, todos esculpidos sobre pizarras devónicas de color rojizo y rojizo obscuro.
Por su número merecen citarse en primer término las representaciones animalísticas; le siguen los dibujos geométricos, acaso con caracteres tifinar, figuras humanas y, finalmente, los grabados árabes recientes y de pátina mucho más clara que los citados anteriormente. Al grabarlos se empleó en casi todos los trazos lisos y más o menos profundos, salvo algunos pocos obtenidos a base de un picado puntiforme. Se puede constatar en estos últimos, por algunos grabados no terminados, que, antes del punteado, dibujaban el croquis en línea incisa muy fina o bastante fina; otras veces, después de dibujarlo, profundizaban. la línea y seguidamente procedían al punteado, con lo cual el grabado perdía en dibujo y naturalidad, resultando al fin una figura tosca y grotesca; añádase a esto el dibujo ya de por sí más o menos estilizado, y se podrá comprender el que las figuras obtenidas con esta técnica sean tan absurdas, no pudiendo compararse ni con mucho con las de Smara ni con las de las estaciones antes descritas, también obtenidas empleando la misma técnica.

Los grabados se encuentran, como ya dijimos, en las laderas que bordean el Uad; y lo mismo los hallamos en la base que en la cumbre, orientados en todas direcciones. Dividimos este yacimiento en dos estaciones: la 1, en la margen derecha, y la 2, en la opuesta. En ambas hay túmulos, y en la 2, además, unas viviendas (?) circulares y una rectangular, que posiblemente no tengan nada que ver con la prehistoria y sí quizás con la historia del país, pues parecen silos fortificados en donde poder guardar la cebada de la rapiña sahariana. Abundan en estas construcciones y en piedras adyacentes las marcas de ganado de los Erguibat, y también las de Tayacant.

fig.2

ESTACIÓN I

Acantilado cercano al pozo; en sus laderas abundan las lajas de buen tamaño, muchas de las cuales ostentan grabados rupestres. Hacia la mitad situamos una laja con interesantes grabados. Resalta en primer término la figura de un rinoceronte, fuertemente grabado en V, y que guarda estrecho parentesco con el de Chelja Mairat; no obstante, el del Mecaiteb presenta el cuerno anterior mucho más largo que el posterior y las orejas más redondas que el de la Chelja. En la misma piedra, dos figuras humanas a la derecha del rinoceronte; la superior es un cazador con un arco en la mano izquierda; la inferior, a la que faltan los brazos, parece una figura femenina que tiene ciertas analogías con otra de In Dagouber (Sudán Francés),(14) si bien esta última es más esquematizada.y burda que la del Mecaiteb; a más de las figuras indicadas, abundan los simples trazos y figuras geométricas, esbozos, etc., completamente indeterminables. Exposición sur (lám. VI, nº 2). Muy interesante es el grabado de una máscara que ciertamente recuerda a la publicada por Morales Agacino, (15) también de la estación del Mecaiteb; como aquélla, están representados los ojos, nariz y boca; los primeros, por círculos en espiral. A la derecha, un grabado fálico, y a la izquierda, una jirafa con el cuello bajo. Además, multitud de rayas, signos y bocetos de animales indeterminables cubren toda la superficie de la laja.

fig.3

Estas tres figuras principales, fuertemente grabadas en V; la jirafa, algo menos profundamente. Máscara, 0'60 X 0'35 (lám. VI, nº 1) . Casi en la cima de la ladera encontramos otro grabado interesantísimo. Se trata de un bóvido, a juzgar por la forma del cuerpo, si bien los cuernos que ostenta son cortos y dirigidos hacia atrás; sobre el lomo tiene grabado una, al parecer, albarda de contorno redondeado y con multitud de rayas diagonales más o menos paralelas que la cruzan; en el cuello y grupa lleva otros aditamentos semejantes; el animal está bien proporcionado y profundamente grabado; junto a él hay numerosos trazos geométricos, de pátina más clara algunos de ellos (lám. VII, nº 1).
Hay numerosos grabados de motivo! geométricos, en espina algunos; otros, pueden dudosamente interpretarse como esquematizaciones de animales, etc.; en su mayoría grabados profundamente en trazos de perfiles en V. Una interesante laja se encuentra emplazada hacia la mitad de la ladera y cerca de los grabados 1 y 2. Exposición sur. Pátina obscura (lám. VII, nº 2).

En la base del acantilado, más a la izquierda que los grabados antes mencionados, hallamos un magnífico grupo de tres antílopes, y una hiena que, por su técnica de fuertes trazos en V y por su verismo, cabe distinguirlo como uno de los mejores grabados de la estación del Mecaiteb. El cuerpo, esbelto, largas patas y cabeza pequeña, hace que les consideremos como tales; todos ellos tienen los cuernos más o menos vueltos hacia adelante. Por lo que respecta a la hiena, su cuarto trasero caído, largas orejas, patas delanteras largas, y cortas las traseras, nos garantizan la interpretación de dicha figura.
Entre las patas del antílope del centro y colocado a la inversa vemos otro animal de trazos menos profundos, posiblemente grabado con anterioridad a los antílopes; sin embargo, la pátina que presenta es igual a la de aquéllos; el animal en cuestión no está terminado, por lo que es difícil apreciar su especie, aunque puede se trate de un felino, pues así nos inclina a creerlo la cabeza, cuello corto y robusto, cuerpo largo y sinuoso y por el comenzamiento de la pata trasera de extraordinaria robustez.
Además de dichas figuras, existen grabados en la misma piedra numerosos motivos geométricos. El bloque sobre el cual grabaron estas figuras es de respetables dimensiones y de pizarra devónica. Exposición sur (lám. VIII, nº 1).

En otro bloque vemos antílopes parecidos, por su estilo, a los antes indicados; como aquéllos, presentan los cuernos vueltos hacia adelante. Tienen, en cambio, el cuerpo cruzado totalmente por rayas bastante profundas. Uno de ellos está sin terminary dibujado en sentido inverso al otro, el cual está completo y con la particularidad de presentar largos cuernos, y colgando de la mandíbula inferior, una serie de rayas a modo de barba. Este grabado se encuentra más hacia la cumbre de la ladera. Alrededor de los antílopes aparecen signos y marcas más recientes y de pátina mucho más clara. Exposición sur (lám. VIII, nº 2).

fig.4

Uno de los pocos grabados obtenidos a base de técnica punteada es el que representa un león adornado de largos y sinuosos cuernos. Este grabado, como todos los punteados, es esquemático, tosco y también con pátina algo más clara que la mayor parte de los grabados en línea incisa; no obstante, el caballo grabado en la misma laja con esta última técnica tiene asimismo la pátina más clara. Detrás de éste hay unos trazos indicadores de un animal no terminado. Como ya hemos dicho, los grabados punteados escasean en el Mecaiteb, y todos son muy burdos y esquemáticos; el grabado es bastante profundo, aunque no tanto como los de trazos sencillos. Exposición sur (lám. IX, nº 1). En la misma ladera, pero en el lado este descubrimos un espléndido antílope, logrado a base de la misma técnica, y dibujo que los anteriores. También el grabado es en V, muy profundo y con los cuernos curvados hacia adelante. Sobre dicho antílope, existe otro grabado en línea mucho más fina, de un antílope muy esquemático y de pátina más clara; posiblemente se trata de una copia posterior (lám. IX, nº 2). Del mismo estilo que el último, y asimismo sobre la misma laja que los anteriores, detrás del primero, hay otro antílope, que cabe considerarlo como una copia poco afortunada. Nuevamente aparece aquí la jirafa en el conjunto de arte rupestre del Mecaiteb; su cuello largo y cuerpo corto y ancho nos inclinan a considerarla como tal. Obtenido a base de línea incisa bastante profunda, algo erosionado; le falta la cabeza. Debajo de ella hay un bello grabado de una mufla (Ammotragus tragelaphus), magníficamente caracterizado por sus arqueados y gruesos cuernos y cabeza relativamente pequeña, muy finamente grabado en línea incisa. Esta figura es una de las más realistas del conjunto.

ESTACIÓN 2

Grupo de antílopes bastante esquematizados, grabados en línea incisa, regularmente profunda y bastante erosionada. Abundan en la misma piedra caracteres más recientes y marcas de ganado de los Erguibat, con pátina mucho más clara. Este grabado lo hallamos cerca de una de las construcciones antes mencionadas, sobre la plataforma primera (lám. X, nº 1). Cerca del grabado anterior vemos otro antílope esculpido en la misma técnica, y como aquél, muy erosionado; presenta grandes analogías con ciertos grabados de la estación 4 de Smara y también con algunos del Aslein (16) Ain Tazima (Sud oranés) (17) y Guebar-Rechin (Cercle de Gervylle)(18) (lám. X, nº 2).

Hay grabados geométricos y marcas de ganado con pátina clara, por razón de su cronología rnás reciente; emplazado cerca de las construcciones del Mecaiteb (lám. XI, nº 1). Algo más, a la derecha, ladera arriba, y cerca ya de la cumbre, situamos una laja cubierta de grabados, entre los que resaltan el de un cánido, grabado en línea incisa bastante profunda, a la derecha, y en la parte superior de la laja. Otro animal inacabado menos fuertemente grabado y de grandes dimensiones ocupa buena parte de la superficie de la' laja; los dibujos de motivos geométricos, grabados sin ningún orden, llenan la totalidad del espacio disponible; algunos fueron obtenidos a base de fuertes trazos en V. Exposición oeste (lám. XI, nº 2).

Otra representación interesante es la de un caballo finamente grabado en línea incisa muy tenue: el équido va adornado con un collar figurado en la parte superior del cuello. A lo largo del mismo ostenta una larga y encrespada crin con los pelos muy erectos; carece casi de cola. El llevar un collar nos hace pensar en una posible domesticación del caballo, y de ser así, tendríamos que dar a este grabado una fecha bastante reciente, por razón de la introducción tardía en Africa del caballo en estado doméstico acaecida durante el segundo milenio a. de J. C. Exposición oeste (lám. XII, nº 1). A unos cuantos metros a la izquierda de los dos últimos, y aproximadamente a la misma altura, se ven dos bellos antílopes logrados por fuertes trazos en V. El antílope superior, a juzgar por sus largos cuernos echados atrás, se trata de un oryx; el inferior ya es más dudoso, pues si bien tiene los cuernos bastante largos, no tienen tanta longitud; además, su cuello tan largo y delgado no conviene a aquella especie. Igualmente, en esta piedra no son escasos los grabados más recientes de figuras geométricas. Exposición oeste (lám. XII, nº 2).

Grabados en fuerte línea incisa son los dos antílopes superpuestos encontrados en la estación 2 del pozo Mecaiteb, únicos entre todas las representaciones animalísticas de aquel yacimiento. Ambos antílopes han sido realizados con la misma técnica y dibujo, y presentan idéntica pátina, y posiblemente grabados por la misma mano, por lo que se puede afirmar que pertenecen a la misma época junto a estos grabados vemos algunos signos y marcas recientes de pátina mucho más clara; asimismo, hay también algunos pequeños grabados toscamente punteados. Exposición norte (lám. XIII, nº 1). Antílope profundamente grabado, trazos en V. La cola y cuernos fueron desmesuradamente alargados y lo mismo el trazo anterior de la cabeza, lo que le da cierto parecido a algunos grabados de Ain Tazina (Cercle de Gervylle) (19) dados a conocer por Flanmand. Exposición norte (lám. XIII, nº 2).

Otros grabados son indescifrables, obtenidos a base de un picado puntiforme bastante denso. En la misma piedra, trazos lineales también indeterminables; acaso el de la parte inferior derecha quiera representar una figura humana toscamente esquematizada. Los trazos son medianamente profundos. En el mismo cauce del Uad ben Saka, margen derecha y no lejos de un túmulo, encontramos, algo más al norte de la estación 2, una piedra con numerosos grabados y marcas de ganado. En la parte inferior, el grabado esquemático de un bóvido sin cuernos; técnica incisa poco profunda; pátina más obscura que las marcas y motivos geométricos. Uno de los pocos grabados del Sahara español, en el que parece haber jugado algo la composición, representa una escena de caza: dos elefantes perseguidos por un hombre, el cual lleva una especie de taparrabos arrollado al cuerpo. Los elefantes huyen al galope. , Es sin duda este grabado uno de los más interesantes de la estación del Mecaiteb, tanto por su finura en el grabado como por la incipiente composición que en él puede apreciarse (fig. 2). Grabado en línea incisa, si bien muy fina. Exposición oeste, emplazado cerca de la base de la ladera izquierda que bordea el ben Saka. Destaca también un bellísimo grabado, al parecer de un antílope adax, de cuernos liriformes. Obtenido a base de un fortísimo trazo en V, ancho y profundo. Las patas del animal han sido muy mal logradas, especialmente las traseras.(fig. 3). También una jirafa finamente grabada en técnica incisa medianamente profunda: trazo ágil y vigoroso. El dibujo es bastante bueno y realista.

Comunicados por nuestro buen amigo, el notable geólogo don Manuel Alía Medina, son los dos grabados que a continuación describimos, encontrados y fotografiados por dicho señor en el curso de la misión geológica que efectuó durante la primavera del año 1945. Ambos grabados son de los alrededores del pozo Mecaiteb, y como todos los de aquella estación, están grabados sobre pizarras devónicas. Magnífico grabado representando un rinoceronte africano logrado a base de un profundo y vigoroso trazo en V. En la misma laja se ven otros esbozos de animales y figuras indescifrables de trazo más fino, y por lo general bastante esquematizados (lám. XIV, nº 1). Antílope muy esquematizado y toscamente dibujado, de trazo moderadamente profundo. A la derecha de la figura principal vemos una serie de líneas casi paralelas, y junto a éstas, una figura que acaso quiera representar a un antropomorfo; dicha figura está en sentido inverso a la del antílope. Por toda la piedra hay líneas y puntos de incisión más o menos profunda (lám. XIV, nº 2).

UAD ZAK (ZONA DRAA)

A unos 25 Km. al sur del nacimiento del Uad Zak, en la margen derecha, aguas abajo, y a 2 Km. al este del río, descubrimos unos grabados rupestres sobre un gran bloque de gres. El grupo principal representa dos grandes bóvidos, macho y hembra de 1'35 x 0'85 y por 0'80 m., respectivamente. Sobre éstos, una figura animalística indeterminable de 0'40 X 0'28 metros, y debajo de los bóvidos, otra algo mayor, 0'60 X 0'35 m. Todos están grabados a base de un punteado fino, que ensancha dibujo en línea incisa del croquis primitivo; el puntillado, poco profundo; cerca de dichos grabados existe otro de un bóvido (?) con cuernos muy largos grabado en la misma . expresada técnica, y del cual perdimos el clisé. (lám. XV, nº 1).

GLEIBAT MOSDAT (ADRAR SUTUFF.)

Al norte de donde empieza la cadena de montes del Adrar Sutuff de la Zona de Río de Oro se levanta un pequeño cerro de unos 40 m. de altura, llamado por los indígenas Gleibat Mosdat. A poca distancia, al sur del monte, pasa la pista de automóviles que arranca del puesto del Argub, frente a Villa Cisneros, en la ribera oriental de la ría, y conduce al destacamento militar y Puesto de Tichla, al sur de la gran llanura del Tiris. Este cerro está aislado de la cadena general de montes que componen el Adrar, los cuales siguen una dirección aproximadamente de nortenordeste a sur-sudoeste, casi paralela a la costa y alejada de ella unos 14 kilómetros. Dichos montes están formados por rocas antiguas, graníticas, de asperón, con inclusiones de cuarzo. En la falda de Gleibat Mosdat encontramos unos cuantos túmulos funerarios del tipo corriente en el Sahara, y también ciertas pequeñas explanadas, en el frente y a los lados, colocadas unas sobre otras, y circundadas por un pequeño muro o parapeto de unos 0'60 ó 0'70 m. de altura, aproximadamente.

Al pie del montecillo recogimos algunas hojas de sílex atípicas, sin retoque alguno. En la parte sur del Gleibat, cerca de la cumbre, y orientados a mediodía, descubrimos un conjunto de arte rupestre del que daremos seguidamente breve noticia. Debido a la premura del tiempo, dicha estación no fué explorada muy detenidamente, por lo que es muy posible existan más grabados que los que más adelante enumeraremos. Todos ellos han sido obtenidos mediante un picado puntiforme logrado a golpes directos de percutor sobre la roca; en consecuencia, tienen poca profundidad y, como todos los efectuados con esta técnica, son un tanto desdibujados, toscos, esquemáticos y muy lejos del fresco realismo de los grabados naturalistas de las estaciones de Smara, Mecaiteb, Tucat en Haila, etcétera, de la zona de la Alta Saguia . No lejos de Gleibat Mosdat, en el cauce de un uadi seco, hay el pozo de agua salobre de Maatal-lah (¿Agua de Dios?), conocido y frecuentado por los nómadas desde muy antiguo; reza la leyenda que hace muchos años el agua dulce se tornó salada; posteriormente, un santón de la familia del Chej Ma el Ainin rezó delante del pozo y arrojó dentro unas cuantas piedrecillas, convirtiendo el agua salobre en agua dulce; pero debido a las desavenencias y luchas habidas entro los moros que pastorean por aquellas zonas, Dios les castigó volviendo el agua nuevamente salobre.

Este es un cuento moruno de los muchos que circulan por todo el desierto a costa de la credulidad excesiva de sus moradores, más lo que sí parece comprobado es que en la antigüedad, a lo largo del Adrar Sutuff, lo mismo que en el Adrar de Mauritania, existieron una serie de oasis que, conforme fué avanzando la desertización del Sahara y convirtiéndose sus habitantes de sedentarios en nómadas,. fueron poco a poco abandonados y terminaron por perderse completamente. Los indígenas aun recuerdan estas tradiciones que han ido pasando de boca en boca y de generación en generación.

Es curioso que entre los pocos grabados encontrados en esta estación haya uno en el cual se representa, a todas luces, una palmera, y junto a ésta y algo más bajo, una figura humana bastante esquematizada; a la izquierda, un bóvido, de tamaño mucho mayor que las anteriores figuras, que lleva pendiente del cuello un cencerro o cosa por el estilo; dentro del contorno del cuerpo vense algunos dibujos indescifrables. (lám. XVI, nº 1). Tamaño 0'70 X 0'35 mm. Sobre una roca plana de regulares dimensiones encontramos grabado un carro de combate tirado por dos caballos de muy singular interés, puesto que hasta la fecha no se había encontrado ningún grabado de este tipo en el Sahara español; (20) no obstante haberse encontrado en Mauritania, Sudán y en el Sahara Tuárico, Fezzan, y Tafilalete. Este grabado extiende notablemente el área de dispersión de estas representaciones en el Sahara. El carro es de dos ruedas, y va tirado por un tronco de dos caballos: el de la derecha está sin terminar; todo el cuerpo de los équidos es completamente punteado. Las ruedas están divididas por dos radios que se cruzan; del carro parte una lanza central a la cual van unidos los dos caballos uno a cada lado.

La figura que reseñamos puede considerarse, artísticamente, una transición entre las representaciones de carros de ued Djerat publicados por M. Raygasse (21) las de Mauritania dadas a conocer por Monod (22) (lám. XVI, nº 2). Tamaño, 0'30 X 0'22 CM. T

ambién aparece representado un grupo de animales y figuras humanas muy esquemáticas, los animales mayores pueden identificarse como bóvidos esquematizados y muy toscos, que llevan colgando del cuello dos cencerros, como los de la lám. XVI, nº 1. Las campanillas son figuradas por un trazo fuerte. y casi claviforme, de mayor tamaño que los del bóvido antes mencionado. Sobre el de la derecha hay dibujada una figura que al parecer representa un jinete montado a caballo, que nos recuerda, ciertarnente, a algunos grabados del Adrar de Mauritania descritos por T. Monod. (23) En último término vemos unas figuras geométricas, posibles estilizaciones humanas (?). Todos los grabados, a base de trazos rectilíneos (Iám. xv, n.o 2). Tamaño, 0'80 X 0'70 m. Hay un bóvido de cuernos cortos, muy toscamente y espaciadamente punteado, esculpido sobre un gran bloque negruzco completamente perpendicular. . Parece como si este grabado estuviese sin terminar, pues ni tan siquiera el contorno de la silueta ha sido reseguido completamente como son los otros grabados de la misma localidad. Tamaño, 0'45 X 0'22. En otros bloques cercanos observamos varios grabados geométricos de signos indescifrables, algunos de los cuales nos traen a la memoria ciertos grabados líbicobereberes, también en técnica punteada de Garet el Mahissesat (Rocher Carmille)(24) y Mon l'Magtouba. (25)

El conjunto de obras encontradas en Gleibat Mosdat tenemos que referirlo a una época muy reciente y ya en plena Edad de los metales; hemos de tener en cuenta los datos que nos proporciona el carro de combate, ya que el caballo no se utilizó en Africa como animal doméstico hasta después de la invasión de Egipto por los Hicsos o reyes pastores (1680-1580 antes de J. C.). Este carro recuerda, por sus caballos inmóviles, a las representaciones de carros de combate Hitittas de Egipto y de distintos lugares del Sahara (Ued Djerat, Tassili des Ajjers). Sabido es, que el caballo fué substituido en el Sahara por el camello, al secarse lo que hoy es el desierto mayor del mundo, y que en remotos tiempos estuvo cubierto de praderas y herbazales. Herodoto, en el siglo v a. de J. C., nos dice que los Gétulos y Garamantes cazaban a los etíopes trogloditas con lanza y desde carros tirados por caballos. Estrabón también cita a los libios que usaban el caballo de silla para la guerra; delante de estos testimonios hemos de convenir y aceptar para dichos grabados una fecha bastante reciente y siempre posterior al 1680 a. de J. C.

Es también digno de resaltar el grabado rupestre en el cual figura una palmera. Poco se sabe aún quiénes fueron los creadores de los oasis artificiales que se extienden a lo largo del límite norte del desierto. Los musulmanes los atribuyen a los primeros grupos de bereberes, zenetas, que, provinentes del este, se esparcieron por todo el Africa del Norte, entraron en guerra con -los pobladores negros del Sahara y, poco a poco, les fueron rechazando hacia el sur, estableciéndose los invasores en el terreno conquistado y fundando los oasis del Dráa, y norte del Sahara.También dicen los saharianos, según me han referido, que los fundadores de los oasis de Mauritania y del sur del desierto fueron los "Bafot", hombres de raza gigantesca a quienes también atribuyen la construcción de todos los megalitos saharianos; sin embargo, nadie sabe concretar quiénes fueron aquellos legendarios "Bafot".

La representación de la palmera en un grabado rupestre confirma también, en parte, la edad reciente del conjunto de arte rupestre de Gleibat Mosdat, que nos habla de una cultura agrícola y ganadera (palmeras, bóvidos con campanillas y caballos domesticados y adiestrados para tiro y silla), que debió florecer en los últimos siglos a. de J. C., y que quizás perduró hasta principios de nuestra era. Al desertizarse, el Sahara terminó con todas las antiguas culturas agrícolas y ganaderas, y dió paso, con la introducción del camello, al nomadismo y a la trashumancia que caracteriza a los saharianos actuales, descendientes de los creadores de los oasis y del pueblo que nos legó los sugestivos grabados de Gleibat Mosdat y otros centros culturales saharianos.

(*)MATEU, Joaquin, 1946, Nuevas aportaciones al conocimiento del arte rupestre del Sahara español, Ampurias VII-VIII, Barcelona
(1). J. M. SANTA OLALLA, Atlantis, t. XVI, 1941, Págs. 163-167; Mauritania, nº 165, 1941, págs. 233-235; Revista Geográfica Española, 1941, nº 10
(2). M. ALMAGRO El arte prehistórico en el Sahara español, en Ampurias, vi, 1944, páginas 273-284
(3). E. MORALES AGACINO, Mauritania, t. XII 1942. Págs. 373-379
(4). P. QUINTERO ATAURI, Apuntes sobre Arqueología Mauritana de la zona española. Tetuán, 1941; Págs- 61-66.
(5) T. MONOD, Contribution a l'étude du Sahara Occidental, fasc. 1
(6). O. du PUIGAUDEAU et MARION JENONES, La Geographie, LXIII, n.o 3, pág. 211.
(7). THEODORE MONOD, Contributions a l'étude du Sahara Occidental, fase. i, págs. 10-14. (8). THEODORE MONOD, obra citada, pág. III, fig. 91, números 2070-71-72-74, pu lica grabados parecidos.
(9). M. ALMAGRO, El arte prehistórico del Sahara Español, en Ampurias, VI, Pág. 279.
(10). R. VAUFREY, L'art rupestre Norte-African, pl. XXXII, Págs. 42-43.
(11). R. VAUFREY obra citada, pl. XLII, Págs. 41-42, fig. 2.
(12). R. VAUFREY, obra citada. pl. XLIX fig. 3, págs. 51-52.
(13). Inédita.
(14). T. MONOD, obra citada, Págs. 44-48, fig. 43, nº 1005.
(15).11. MORALES AGACINO, Mauritania, XII, 1942, Págs. 377-78.
(16). J. M. SANTA OLALLA, Atlantis, t. XVI, 1941, Págs, 163-167, lám. XI.
(17). R. VAUFREY, Archiv. de l'Inst. Paleont. Humaine, n.o 20. Pág. 31.
(18). G. M. B. FLAMAND, Les Pierres écrites, pág. 159.
(19). G. M. B. FLAMAND, obra citada, págs. 155-156.
(20). Últimamente en la Revista del Museo Canario de las Palmas, julio-septiembre 1945, el Dr. P. Hernández, pbro., describe el grabado de un carro descubierto por el en Gran Canaria, y atribuido a los guanches, si bien, como dice el autor, en la estación descrita abundan los grabados de muy diversas influencias, por lo que posiblemente pertenezcan a manifestaciones artísticas de gentes o razas diferentes hayan pasado accidentalmente por Gran Canaria. En su dibujo recuerda a algunos carros del Adras Mauritano.
(21), REYGASSE MAURICE, Gravures et Peintures rupestres du Tassili des Ajjers, en L'Antrophologie. XLV, 1935, págs. 533-557. figs. 23-29.
(22). T. MONOD, Contributions a l'etude du Sáhara occidentale, fase. ir, pág. II
(23). T. MONOD, obra citada, Págs. 37-39.
(24). R. VAUFREY L'âge de l'art rupestre Nord-African, en Cahiers d'art, París, 1937, Páginas 63-76.
(25). FROBENIUS - H. OBERMAIER Hadschra Maktuba. Munich, 1925, lám. 71.

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